Nos adentramos en la oscuridad de sus fabricas, paseando por sus calles ya abandonadas, reconociendo objetos del pasado que ya jamás se echaran de menos.
En el silencio de los días, permanece Can Rosal, inaugurada en 1.860, se convirtió en la primera colonia textil de Catalunya.
El crecimiento de la misma, hizo que sus propietarios construyeran viviendas para los trabajadores, un hostal, cafetería, colmado, iglesia, e incluso escuela y convento para jóvenes, poco a poco la colonia se fue llenando de establecimientos, llegando a formar un pequeño pueblo, que actualmente se conserva en activo.
Debido a la crisis en el sector textil, la colonia se vio afectada durante los años 1.970 y 1.990, hasta que finalmente en 1.992 cierra definitivamente sus puertas, dejando sin empleo a más de 1.200 trabajadores.
Ya no volverán a sonar las sirenas de las fabricas, ya no se oirán sus campanadas, ni el ir y venir de su gente, ya solo quedara en silencio recordando que un día estuvo presente.